La presidenta de la Comunidad de Madrid se despachó ayer con uno de sus característicos exabruptos para enjuiciar y dictar sentencia en cuestión de segundos contra todo el movimiento del 15-M. Utilizo el término exabrupto con plena intención, consciente de su significado, que no es otro que “salida de tono, como dicho o ademán inconveniente e inesperado, manifestado con viveza”. La señora Aguirre –obsérvese con qué inmerecido respeto la nombro– hace uso habitualmente del exabrupto como forma de expresión de su pensamiento (?) político.
De vez en cuando, se topa uno con noticias curiosas, aparentemente intrascendentes, pero que arrastran todo un compendio de sociología del que podemos extraer (dolorosas) reflexiones y aun (tristes) enseñanzas sobre este país de nuestros pecados. O quizás debería puntualizar y decir sobre su paisanaje.
Este fue el caso de una noticia que llamó mi atención ayer hojeando (virtualmente) el periódico Heraldo de Aragón: “Los padres de una de las menores heridas en San José denunciarán a los cabezudos”. El mi post del 24 de enero de este mismo año, recogí una conversación imaginada (pero quizás no tan imaginaria) entre Mariano Rajoy y su amigo Estanislao. Me consta –no me preguntéis de dónde surge esa constancia pues no quiero verme obligado a revelar mis fuentes, ya que, si lo hiciera, éstas dejarían de proveerme de valiosísima información– que Mariano y Estanislao siguen manteniendo largas conversaciones en las que el registrador de la propiedad metido a político se suelta la melena (metafóricamente hablando, claro, que alguno ya pensará que estoy desvelando oscuros e inconfesables secretos de travestismo del inefable Mariano) y se desahoga con la única persona con quien es totalmente franco y sincero. Parece que ni siquiera a su confesor le dice Mariano toda la verdad de lo que bulle en su mente…. Está bien, ya sé que, a primera vista, da la impresión de que en su cabeza no puede bullir nada, pues la mirada de Mariano tiene la intensidad y la viveza de una tortilla francesa. Pero, por extraño que parezca, hay ocasiones en que en su mente surgen conflictos, dudas, vacíos (muchos), interrogantes (escasos), y esta mezcla le crea un desasosiego que solo las charlas con Estanislao son capaces de mitigar.
Esta mañana, mientras me afeitaba, escuchaba el programa matinal de la cadena SER. Alterno la SER y RNE de forma casi constante y os explico la razón. Cada vez que el periodista de turno, cumpliendo escrupulosamente con su obligación profesional, cede el micrófono a alguien a quien no me apetece escuchar –razones para provocar mi “inapetencia” hay muchas y no voy a hacer aquí un listado exhaustivo–, cambio del 585 al 810 del dial, o viceversa. Esto, por las mañanas, en horas de aseo. Terminados mi ducha y afeitado y más que satisfecho mi apetito informativo, mi fidelidad se la reparten por igual la Radio Clásica y Radio 3. Por supuesto, jamás escucharía otras emisoras. A ciertas edades, hay que tener cuidado con lo que se consume, que, hoy día, hay mucha basura en el mercado.
He recibido un correo electrónico de un antiguo colega inglés al que conocí en mi época australiana, que nunca ha estado en España y sólo la conoce a través de algunos libros (Por quién doblan las campanas de Hemingway, El laberinto español de Brenan, La guerra civil española de Thomas), algunas películas, en especial de Almodóvar, y muchas obras de arte, buena parte de ellas vistas en museos y otras en litografía. En suma, se trata de una persona culta, inquieta y deseosa de saber y aprender.
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April 2022
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