Recuerdo haber oído contar a un humorista –aunque su nombre se me escapa–, de esos que hacen monólogos en televisión, que un marido, en tono irónico y tratando de ridiculizar lo que a sus ojos (o mejor, a sus oídos) era una cursilería femenina, le espetaba a su mujer: “¡Pero, Maribel, que el melón y el albaricoque no son colores, son frutas!”.... Pues mire usted, no estoy en absoluto de acuerdo con la ironía del marido en cuestión. Todo lo contrario. Nos encontramos en una época en la que, lamentablemente, los recursos expresivos se van extinguiendo de forma paulatina y la riqueza de léxico parece irremediablemente condenada a la extinción. Por ello, la aparición de esos intentos creativos, aunque sólo sea en la definición subjetiva (y levemente poética) de los colores constituye un soplo de aire fresco, un atisbo de esperanza. Viene esta reflexión a cuento de una noticia que aparece en El País de hoy, 5 de enero. Dice así: “Pantone, el más importante instituto del color, elige el madreselva como tono para el 2011”. Por si alguno no lo sabía (aunque lo dudo), Pantone es es el instituto del color en cuyas paletas se basan casi todos los creadores del mundo. La mayoría de los objetos coloreados de uso cotidiano se basan en las escalas de color propuestas por esta empresa que, tradicionalmente, bautiza cada año con uno de sus tonos numerados y sistematizados. Los colores que Pantone eligió en 2009 y 2010 fueron el amarillo mimosa y el turquesa respectivamente. Para este año 2011, han elegido el color madreselva Ha editado la RAE el nuevo manual de Ortografía del español. No lo he leído todavía (quiero decir entero). No deja de sorprenderme que casi las únicas novedades dignas de mención sean algunas nuevas formas de denominar letras (“ye” por y griega); la eliminación de la obligación de poner ciertas tildes (con alguna decisión sigo en desconcertado desacuerdo, pues yo, por ejemplo, sigo siendo incapaz de pronunciar la palabra “guión” como un diptongo, o sea, como palabra monosilábica: para mí siempre ha sido y me temo que seguirá siendo un hiato); etc., etc. ¿Para cuándo dejará la RAE la tarea (auténtica cruzada) en favor del buen hablar, a favor de una lengua rica, expresiva? Es una pena que no haya más miembros de la RAE que hayan seguido el ejemplo de su inolvidable presidente y gran lingüista aragonés Lázaro Carreter, que nos deleitó con sus dos volúmenes de El dardo en la palabra. A ver si Blecua, también zaragozano, se anima a seguir su ejemplo.
Necesitamos más poetas en la RAE. Y en los medios. Necesitamos gente capaz de inspirarnos con un lenguaje variado, rico, creativo (y, por supuesto, correcto) que nos saque de la zafiedad, la pobreza expresiva y la miseria léxica en que nos encontramos. Necesitamos enriquecer el idioma, no empobrecerlo. Y bueno será que, siguiendo el ejemplo de Pantone, aceptemos la denominación de colores como “verde melón”, “amarillo albaricoque” y, por qué no, “rojo orgasmo”, “gris consejo de administración”, “azul serenidad”, “marrón oficina”, “violeta ojos de gata” o “negro crisis financiera”… Yo recomiendo la lectura de poesía, como una sana alternativa a la lectura diaria del periódico. Para aprender. Como todo en la vida, el aprendizaje parte de la imitación. Y, sin necesidad de hacer una metáfora con cada frase, pues el exceso puede provocaría hilaridad y no admiración, intentemos ser un poco más creativos y un poco menos vulgares. Os copio hoy unos divertidos versos de Miguel Hernández: Me tiraste un limón, y tan amargo, con una mano cálida y tan pura, que no menoscabó su arquitectura Y probé su amargura, sin embargo. Con el golpe amarillo, de un letargo dulce pasó a una ansiosa calentura mi sangre, que sintió la moderdura de una punta de seno duro y largo. Pero al mirarte y verte la sonrisa que te produjo el limonado hecho, a mi voraz malicia tan ajena, se me durmió la sangre en la camisa y se volvió el poroso y áureo pecho una picuda y deslumbrante pena Sería inadecuado por mi parte tratar de explicar los juegos de palabras e imágenes del genial poeta alicantino. Sólo diré: ¿quién no ha visto alguna vez un limón como si fuera un pequeño y duro seno con un precioso pezón alborotado? Pues eso es porque, dentro de cada uno, bulle un poeta que quiere dejarse oír de vez en cuando. |
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April 2022
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