Leía el otro día en primera página de El País, si bien en un pequeño recuadro, una noticia que me llamó la atención por parecerme escandalosamente desubicada: “Penas y ambiciones de Cristiano Fútbol Club”. ![]() La pequeña reseña remitía a la sección de deportes, en la que, a doble página y con gran alarde gráfico, se desarrollaba el “notición” que tiene en vilo a los seguidores madridistas y que está haciendo correr más ríos de tinta que la situación en caída libre de la economía y el estado de ánimo del país: ¡Ronaldo está triste! (aclaro: por eso no celebró sus goles en la última jornada). Quiero dejar constancia de que , de no haber sido por la, en mi opinión, inadecuada ubicación de la noticia en primera plana de un periódico nacional “serio”, ni me habría enterado de semejante catástrofe que altera las emociones y hasta los biorritmos de mucha más gente de la que cabría sospechar. Pero, llevado de la normal (o anormal) curiosidad, eché un vistazo al posterior desarrollo del hecho noticioso y allí descubrí que, según afirma entre sollozos lastimeros, este pobre muchacho “no se siente querido”. Menos mal que no le quieren suficientemente, que, si no, en vez de 10 millones de euros al año, el presidente y los miembros de la junta directiva del Real Madrid habrían puesto, además de la pasta, sus nobles posaderas a disposición del joven portugués, al parecer menesteroso de cariño. ![]() Bien, hablemos ya seriamente. Que un tipo que, a sus 27 años, gana la fortuna que gana Ronaldo por dar patadas a un balón –por muy bien que lo haga, eso no se lo discute nadie–, se queje públicamente de cualquier tipo de carencia es, cuando menos, insultante. Diría más, me parece insultante y profundamente inmoral que haya nadie que pueda ganar 10 millones de euros al año. No me sirven explicaciones economicistas -de esas que tanto gustan a quienes tratan de disfrazar el estiércol y hacerlo pasar por salsa de chocolate- que basan su defensa de semejante salvajada en el falaz argumento de que la figura de un personaje como Cristiano Ronaldo aporta a la empresa que le paga mucho más de lo que cobra. Que cualquier ser humano se sitúe a una distancia que podría definirse como sideral respecto de la capacidad de obtención de recursos de otros seres humanos es indecente para cualquier conciencia medianamente sensible. ![]() Dicho todo lo anterior, paso a añadir que Cristiano Ronaldo no podría nunca acaparar ni medio segundo más de mis pensamientos. Y afirmo vehementemente que, en contra de su ridículo convencimiento, no le envidio por ser “joven, guapo y rico”, como él mismo declara sin sentir el mínimo rubor. Ocurre simplemente que su aparición en los papeles me ha hecho recapacitar respecto a lo que ha sido mi sequía opinadora en los últimos días (o semanas). Es muy sencillo. ¿Cuál es la razón de que un personaje como el delantero madridista no despierte en mí el menor interés? La respuesta es muy sencilla: se trata de una persona insustancial, desprovista de cualquier tipo de atractivo, falta de cultura, escasa de inteligencia; en suma, estamos hablando de una persona mediocre, anodina, gris… Y ante una persona así, una vez superado el espejismo de la noticia, en la que lo grotesco de la situación toma el lugar del personaje, éste desaparece. No me apetece hablar de alguien como Cristiano Ronaldo; mi mente se niega a aportar ninguna idea digna de ser desarrollada. Pues bien, algo parecido me ocurre con la actual situación del país. Durante muchos días (quizás semanas) he sido incapaz de sentarme al ordenador a hacer una de las cosas que más me gustan y mayor satisfacción me proporcionan: escribir. Y lo llamativo es que no han faltado temas, aunque, eso sí, dentro de la misma clave y en el mismo marco de desánimo y frustración en el que estamos inmersos desde hace meses, sobre todo desde que asumió el poder la derecha. ![]() Temas no han faltado, sin duda: por ejemplo, nuevas burlas a la soberanía de la nación con la aplicación reiterada del sistema de gobierno basado en el “ordeno y mando”: el decreto-ley, que, según dictamina la RAE es “aquella disposición de carácter legislativo que, sin ser sometida al órgano adecuado, se promulga por el poder ejecutivo, en virtud de alguna excepción circunstancial o permanente, previamente determinada” (por lo visto, en España vivimos permanentemente en un estado de excepción, como en tiempos de Franco); se han producido más incumplimientos de promesas electorales; ha entrado en vigor una subida desmesurada del IVA, impuesto injusto donde los haya, pues se aplica por igual a pobres y a multimillonarios; el gobierno ha entrado a saco en RTVE, imponiendo, como en la época de Aznar, el criterio (des)informativo más abyecto y echando a la calle a magníficos profesionales que resultaban incómodos al gobierno por su manifiesta independencia (Ana Pastor, Lucas, Javier Gallego “Carne Cruda”, entre otros); se han hecho manifestaciones contradictorias por parte de distintos ministros del gobierno, y en ocasiones (señor Soria) por parte de un mismo ministro a horas distintas; se ha tratado de impedir una reunión del juez Garzón con periodistas internacionales, lo que ha hecho saltar a la prensa una reunión que, de otro modo, habría quedado en el oscuro anonimato; etcétera, etcétera. ![]() Y, sin embargo, durante mucho tiempo no he tenido ganas de escribir. Me faltaba la voluntad, el deseo de hacerlo. Me sentaba al ordenador y la pereza invadía mi mente. Lo dejaba “para otro momento, para otro día”. Me preguntaba si esa sequía sería definitiva y trataba de responderme que no. Pero no estaba seguro. Y ayer, gracias a Cristiano Ronaldo he descubierto la respuesta. Es que los protagonistas son “ellos”. Y ellos son, como Ronaldo, personas mediocres, anodinas, grises…, y, contra mi voluntad, estaban ocupando demasiado espacio en mi mente, en mis pensamientos. Mi silencio era un silencio terapéutico, medicinal, curativo. Por eso, independientemente de que sus ideas y sus posiciones ideológicas me resulten aborrecibles, me niego a dedicarles una atención que no merecen. Quizás algún día, muchos españoles que han cometido la tropelía de elegirlos, se den cuenta con horror de en qué manos han puesto el presente y el futuro de España. Nunca había habido en el gobierno de este país semejante colección de personas tan incompetentes, torpes y deshonestas. El solo pensamiento de saber que mi futuro está en sus manos me causa el mismo horror cósmico que cuando, en ocasiones, pienso que vivimos sobre un planeta que gira a toda velocidad y no podemos hacer nada por detenerlo o por evitar una trágica desviación de su eje. ![]() Para descansar de tanto agobio sin solución, he decidido crear una nueva carpeta en mi blog en la que voy a ir desgranando recuerdos de mi vida. No tengo la menor ambición literaria. Tampoco se trata de un ataque de egocentrismo. Simplemente, me apetece dejar por escrito unos retazos pausados (que en ocasiones estarán inevitablemente adulterados por la imaginación, pues la memoria nos engaña) de mi vida para quien quiera hacer un poco de Peeping Tom. Y para que mis hijos puedan leer cosas de las que les he hablado mil veces con mejor o peor acierto. O sea, voy a hacer de “abuelo Cebolleta”. ¡Hasta luego! |
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