Cuando un gobierno se ve –y se reconoce– incapaz de sacar al país del atolladero y, además, se ve superado por unos acontecimientos que están por completo fuera de sus posibilidades de control, tiene dos caminos ante sí. Tomar uno u otro camino depende de su grado de sensatez, inteligencia, honestidad y, si se me apura, pragmatismo. ![]() ¿Ideas claras? El primer camino consistiría en detenerse a hacer examen de conciencia, analizar la gravedad de la situación y buscar soluciones alternativas solicitando, si preciso fuera y la gravedad del momento lo exigiera, el apoyo y la colaboración de los grupos políticos de la oposición. El bienestar de todos los ciudadanos y futuro de la nación en su conjunto serían motivo suficiente para dar un paso que exigiría cierto grado de renuncia ideológica, pero que denotaría indudable grandeza de espíritu. Parece evidente, y los hechos así lo certifican, que el gobierno del PP carece de todos los requisitos mencionados para tomar ese primer y aconsejable camino. Carece de la sensatez, la inteligencia y la honestidad necesarias. En cuanto al pragmatismo, parece ser que para ellos ser pragmático es tener la capacidad y el atrevimiento de quitarse la corbata en sus congresos, aunque hay que decir que tan atrevido gesto no les sirve de mucho pues sus habituales polos color rosa palo los delatan. En otras palabras, el gobierno del PP ha decidido tomar el segundo camino, consistente en “mantenella y no enmendalla” (quizás porque esa torpe actitud les trae ecos literarios), caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Es evidente que todos sabemos quién va a caer (nosotros, los ciudadanos de a pie) y cuánto nos va a costar, mejor dicho, cuánto nos están costando ya su torpeza y su empecinamiento, en forma de pérdida de derechos sociales, descenso vertiginoso del nivel de vida, desaparición constante de puestos de trabajo, degradación social, emigración de nuestra mejor juventud y una sensación generalizada en la que se mezclan la desesperanza, el desconcierto, el abatimiento, la desconfianza… Naturalmente, los gobernantes del PP tratan de disimular su incapacidad intelectual y política mediante la utilización de groseros trucos de tramoya, que lo único que consiguen es que resulte más patente su patética incapacidad para llevar las riendas de la gobernanza del país. He aquí algunos ejemplos de los trapos con que estos aprendices de brujo quieren vestir la desnudez del maniquí con el que juegan a modistos de alta costura: España. ![]() 1, Hacer alarde de normalidad cuando nada es normal. No pude dejar de sentir una profunda vergüenza, acompañada de una lacerante indignación, al ver al señor presidente del gobierno de España, en el momento más duro de la crisis y cuando en Europa se debatía el asunto del altísimo rescate que vamos a tener que pagar con sangre sudor y lágrimas, riendo alborozado y dando saltitos de alegría con los puñitos cerrados cada vez que la selección de fútbol marcaba un gol a Italia. Entre tanto, para mayor inri, media provincia de Valencia ardía devorada por un incendio devastador. ¿Qué demonios, qué narices, qué cojones hacía Rajoy viendo un partido de fútbol en Ucrania? ¿Acaso no tiene, si él carece del necesario sentido común para darse cuenta por sí mismo, algún sesudo asesor que le diga lo que un político medianamente presentable puede o no puede hacer? ![]() 2. Seguir volcando las críticas y echando la culpa de todo al gobierno anterior. Parece mentira, pero puedo constatar en mis conversaciones con las gentes más diversas de los lugares más variados que esta estratagema (que no estrategia) continúa funcionando a nada que los receptores sean fieles a la causa y estén dotados de poca inteligencia y preparación. Como las acusaciones de corrupción contra los anteriores gestores de la política nacional tienen la peligrosidad de funcionar como un boomerang, pues el PP es el partido que tiene más trapos llenos de grasa y porquería, el gobierno busca desacreditar a sus debilitados enemigos (que no oponentes) políticos mostrando su perfil menos atractivo. De ahí que la ministra Báñez tuviera la desfachatez y la indecencia de filtrar a la prensa de la derecha (que es como decir a la práctica totalidad de la prensa) los datos confidenciales del ERE que el PSOE quiere aplicar a un porcentaje de sus empleados. Esto es a todas luces un delito. Por consiguiente, mientras no se demuestre lo contrario, habiendo como hay elocuentes pruebas objetivas de su acción, la ministra Báñez es una delincuente, o cuando menos una indeseable. Pero el gobierno, pese a su debilidad e incapacidad para sacar al país adelante, sigue mostrando el desprecio y la chulería del matón que se sabe fuerte y armado frente a enemigos inanes y desarmados. Además, siempre queda el recurso de la fiscalía y de algún que otro juez del Supremo para echar tierra sobre el asunto. Y la oposición socialista protestará lo justo para quedar bien, pero dudo mucho de que lleven el asunto mucho más lejos. ¿Os acordáis del chiste en el que el paciente que está sentado en la silla de odontología agarra al dentista por los testículos y le dice: “Verdad que no nos vamos a hacer daño ninguno de los dos”? (Sobran los comentarios.) ![]() ¿Puedes confiar? 3. No decir nada con muchas palabras pero en un tono que haga presagiar lo peor. Esto es al mismo tiempo estrategia y recurso. Si se lanza un demoledor mensaje pesimista, la consecuencia es que, con el paso del tiempo, la gente acaba asumiendo y aceptando cualquier cosa. Ocurre como con los niños cuando se les amenaza con lo de “que viene el coco”: nunca llegan a ver al fantasmagórico personaje, pero, por miedo, se portan bien y obedecen ciegamente. La gente ya tiene asumido que en los próximos recortes (perdón, que el gobierno dice que no son recorres, sino ajustes), se va a penalizar (más aún) a los funcionarios, los parados y los pensionistas. Muchas personas con la que hablo dan resignadamente por hecho que les van a quitar o a reducir a la mitad la paga extraordinaria de Navidad. “Eso es algo inevitable”, afirman con resignada seriedad. Pero no surgen voces que exijan a voz en grito: a) que TODOS los políticos –nacionales, comunitarios, provinciales o municipales– se rebajen el sueldo un 50 por ciento, cantidad con la que podrían seguir viviendo con dignidad; b) que se eliminen todas las diputaciones provinciales y las comarcas, y que las tareas que estos organismos realizan ahora sean desempeñados por los mismos funcionarios, pero dirigidos por los políticos de los organismos superiores, trabajando un poco más, claro está; c) que se reduzcan los gastos de defensa; d) que se anulen las ayudas a TODOS los partidos políticos y sindicatos, y que unos y otros se mantengan con las cuotas de sus afiliados; d) lo mismo del apartado anterior aplicado a la iglesia católica, tras la correspondiente denuncia del concordato; e) que se cobre el IBI a todas las propiedades de la iglesia; f) que se aumenten los impuestos a las grandes fortunas… Pero no, naturalmente, es mucho más fácil machacar a esa mayoría silenciosa y resignada que no tiene nada que ofrecer aparte de su silencio y su resignación. Resulta muy duro e incómodo enfrentarse a los ricos, a los poderosos, a los que han sido socios preferentes en todos los sucios negocios en los que se han mezclado las decisiones políticas con los intereses inmobiliarios, las finanzas, las comisiones ilegales y las bendiciones apostólicas. Ah, y lo de no decir nada con muchas palabras, además de ser una estrategia es un recurso de quien carece de la inteligencia, la capacidad dialéctica y la oratoria para vestir de seda a la mona. Confieso que cada vez que escucho decir a Rajoy que “el gobierno, por duro que resulte, va a tomar las medidas que sean necesarias, con seriedad y responsabilidad, para hacer todo aquello que sea más justo y conveniente para todos los españoles y para convencer a los socios comunitarios de que España sabe cumplir con sus compromisos”, aparte del dolor de estómago que me provoca, me deja toda la tarde haciéndome las mismas preguntas: ¿qué medidas?, ¿qué es seriedad y responsabilidad?, ¿qué es lo justo y conveniente?, ¿a qué españoles se refiere?, ¿a qué socios comunitarios hay que convencer?. ¿qué compromisos hemos adquirido los españoles?, ¿cuándo y cómo los hemos adquirido? Llevo meses esperando las respuestas. ![]() Más madera... 4. Anunciar a bombo y platillo asuntos de tercera fila para distraer la atención. Voy a dejar de lado las celebraciones con motivo de los éxitos de La Roja, aunque no quiero dejar pasar de largo la ocasión para decir que me causó sonrojo ver a una multitud cercana a un millón de personas rugiendo, saltando y vociferando emocionada en torno al autobús que trajo de Barajas a los futbolistas para recorrer las calles de Madrid. Aclaro que me gusta cómo juegan al fútbol estos chavales y que me ha alegrado mucho que ganaran la Copa de Europa. Entiendo que ciertas alegrías ayudan a digerir los malos tragos que nos vemos obligados a apurar muy a pesar nuestro. Pero de ahí a entender la transfiguración de todo un país, va un salto difícil de salvar. ¡Parecía que, de repente, España hubiera dejado saldada su deuda externa y se hubieran creado por arte de magia dos o tres millones de puestos de trabajo! Pero voy a dejar de lado el asunto del pelotón. Cuando digo que el gobierno anuncia a bombo y platillo asuntos de tercera fila me refiero al del tan traído y llevado (real y figuradamente) Códice Calixtino, perdido y hallado fuera del templo. Me parece estupendo que tan valioso objeto haya sido encontrado sin daño aparente. Considero elogiosa la labor de la policía, que (parece que) ha resuelto el caso en un tiempo razonablemente rápido. Pongo “parece que” entre paréntesis porque queda por dilucidad el origen del abundante dinero hallado en posesión del detenido y saber si ha habido otros cómplices implicados en los hechos. Ahora bien, ¿es lógico que este asunto, en concreto la “ceremonia” de devolución del Códice, acaparase casi tres minutos en el resumen (y más de tres en la posterior versión extendida), y fuese la primera noticia del Telediario del domingo en TVE1? ¿Es normal que la devolución al arzobispado de este valioso incunable del siglo XII la realizase en persona el presidente del gobierno, con asistencia del presidente de Galicia, y toda una parafernalia de políticos nacionales y autonómicos, amén de los correspondientes auxiliares episcopales? ¿Es de recibo que TVE ofreciera un prolongado resumen de los discursos de Rajoy, Feijoo y el arzobispo para decir lo felices que estaban y vanagloriarse de lo bien que habían actuado las fuerzas de seguridad del Estado? ¿Es que nos hemos vuelto locos? ¿Es esto un país serio, como dice Rajoy, o es una especie de cachondeo con pandereta y agua bendita? Cuando me hacía todas estas preguntas, me planteé algo más grave, ¿no sería esto ya un signo de los nuevos tiempos informativos de TVE, una vez sacado de la dirección de informativos Fran Llorente? Cualquier respuesta resulta demoledora. Consideración paralela: el electricista, supuesto ladrón, y su familia han sido ya acusados formalmente de robo con fuerza, blanqueo de dinero, apropiación de datos de carácter privado, entre otros delitos, y no me cabe duda de que va a caer sobre ellos todo el peso de la ley de forma inmediata. Me pregunto (y mi pregunta es puramente retórica) si a ellos se les aplicarán los beneficios y retrasos procesales que se le vienen aplicando sistemáticamente a personajes tan repulsivos como Carlos Fabra, por poner un ejemplo, quien viene librándose de la cárcel pese a haber robado sumas mucho más importantes. Claro que un Códice Calixtino es un Códice Calixtino, ¿verdad, Mariano?... ¡Mariano no me responde! |
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April 2022
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