Hoy quiero comentar muy brevemente, en un a modo de retablo de la indignidad, las actitudes o declaraciones de algunas personas o situaciones que causan náusea (al menos a mí me la causan, y en los tiempos que corremos, es difícil porque han puesto muy alto el listón de la podredumbre). Iré de fuera adentro, por seguir un orden. ![]() Merkel, canciller de política cochambrosa Esta mujer –que se ha creído la reina de Alemania y que recuerda a una de esas cuñadas que hay en casi todas las familias, que vienen a tu casa a comerse las gambas a la plancha a puñados y de paso a criticar cómo tienes organizada tu vida– tiene más peligro que la central de Fukushima. Todo lo que hay a su alrededor corre el riesgo de salir perjudicado. Y a su alrededor está Europa. Le encanta hacer declaraciones incendiarias. Pero no las hace a humo de pajas. Es muy consciente de que todo lo que dice tiene una intencionalidad clara: favorecer a Alemania (rectifico: a los bancos y los especuladores financieros alemanes) sin importarle una higa que sea a costa de la seguridad financiera de otros Estados (no digo de los especuladores financieros de otros Estados, sino directamente de los propios Estados y de su deuda). ![]() Ley Merkel. Española el día de su jubilación La última gracieta de Angela (pronúnciese Ánguela, como hacen los alemanes, que suena más “redondeo” y le cuadra más), es afirmar que España tiene que apretar más las clavijas a sus ya jodidos ciudadanos. Entre sus recetas, destacan dos que son sublimes: reducir los días de vacaciones, que en su opinión son excesivos; no dice la muy ruin y mentirosa canciller(a) que, en número de horas al año, los españoles trabajan bastantes más horas que los alemanes, lo que no implica necesariamente un mérito, sino una necesidad (eso, los que tienen trabajo, claro). La segunda receta, alargar la edad de jubilación. ¡Maravilloso! No se ha enterado tampoco esta buena mujer –debe de ser que no tiene ordenador, Internet ni televisor en casa, o que no lee las páginas de internacional de los periódicos– de que la edad de jubilación en España es ahora la misma que en Alemania. Puestos a hacer recomendaciones que nadie nos ha pedido, voy a hacerle yo una a la señora Merkel, y espero que, puesto que Internet es tan universal, mi recomendación pueda llegar a su conocimiento. A diferencia de la suya, mi recomendación le resultaría útil y provechosa… ¡y agradable, pienso! “Señora Merkel: Déjese usted de joder y folle más”. Claro que, dado su escaso erotismo, a lo mejor me pide también direcciones y nombres… ![]() Junta Electoral Central, sin caretas Sí, la Junta Electoral Central se quitó la careta y se mostró tal cual es: un grupo de personajes rancios y apolillados que tienen el mismo talante democrático que los organismos que los nombran y sustentan. De los 13 miembros que la componen, cinco son nombrados por los partidos (el Parlamento), o sea, mediante el sistema del cambalache, y los otros ocho son magistrados del Supremo, es decir, que si reflejan la tendencia ideológica del conjunto de magistrados de este tribunal, son un puñado de modernos y progresistas. ¿Con qué criterio podían prohibir la presencia de la nueva plataforma que ha surgido espontáneamente del hartazgo, la indignación y el cansancio? ¿Por qué pueden los partidos hincharnos la cabeza cada día de la campaña con sus monsergas, sus gritos y sus reuniones tumultuosas, y no pueden manifestar su opinión los ciudadanos (no digo jóvenes porque, aunque son mayoría, hay de todas las edades) que se reúnen y acampan cada día en la Puerta del Sol y otros lugares de toda España? ¿A quién está protegiendo la JEC? ¿A doña Esperanza, que tiene su despacho en justamente delante de la gran manifestación? ¿Qué artículo o cláusula de nuestra legislación hace jurídicamente condenables estas asambleas populares? ¿Se va a tratar de poner mordaza a la opinión del pueblo, que debe estar por encima de cualquier otra consideración? ¿Jaleamos las revueltas populares del norte de África y condenamos las que se producen en nuestro país? ![]() Los que cortan el bacalao He dicho y mantengo que, simpatizando plenamente con el movimiento que acaba de surgir, es muy importante -imprescindible- que tenga no sólo unas reivindicaciones, sino también una dirección, un programa, unas propuestas, en suma, una línea ideológica. Pero sus razones son evidentes y ciertas. No me sirve aseverar que España tiene una inequívoca democracia representativa, si ésta no es también participativa. Y lo que me parece más reseñable: mientras haya gente que cobre 1.000 euros al mes (o menos, como ocurre en muchos casos) y algunos de los directivos de grandes empresas cobren varios millones de euros al año, lo nuestro no será una democracia; será muy representativa, pero una gran mierda (y perdonad mi recurso al lenguaje soez). A título de ejemplo: Jose Antonio Tazón, el antiguo presidente de Amadeus recibió en 2010 un premio de diez millones de euros por el éxito de la salida a bolsa de la compañía; Alfredo Sáez, consejero delegado de Banco Santander cobró 9,18 millones en 2010 y sigue entre los directivos mejor pagados de España; otros ejecutivos con importantes retribuciones son Francisco Luzón, responsable de Latinoamérica en Banco Santander, que cobró 5,67 millones; el presidente ejecutivo de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que recibió 5,35 millones; el presidente del BBVA, Francisco González, que logró 5,32 millones; el vicepresidente del Banco Santander, Matías Rodríguez Inciarte, que logró 5,06 millones; Ignacio Sánchez Galán, presidente de Iberdrola, recibió un sueldo fijo de 2,25 millones y el presidente de Repsol, Antonio Brufau, obtuvo 2,31 millones. Hablamos de retribuciones fijas; aparte, están las retribuciones variables… Por menos que esto, en la actual situación de crisis y desempleo, ha habido en el mundo revoluciones. Para mí, las personas que perciben unas retribuciones del calibre de las arriba expresadas y además creen que las merecen, son unos indeseables carentes del menor sentido del decoro, la decencia e, incluso, la estética. ![]() Sin hogar Lorca y las aves carroñeras No hay peor cuña que la de la misma madera. Todos los españoles hemos vivido con ansiedad y tristeza el desastre de Lorca. Hemos podido constatar, a través de las imágenes de televisión, la tragedia de los que han perdido a algún familiar; el sufrimiento y el miedo de la gente ante lo desconocido (haber perdido su historia familiar, materializada en sus recuerdos personales, sus fotos, sus muebles, su ropa) y tener que empezar desde cero y sin nada; la angustia de las familias que han quedado sin hogar, con niños pequeños… En tales situaciones, lo normal es que en el pecho de la gente surja la compasión y el deseo de ayudar. No hablo de la compasión entendida como caridad cristiana. Hablo de compasión, en su sentido más etimológico: “sufrir/sentir/padecer juntamente con otro”, compartir un sentimiento de sufrimiento con alguien. En las tragedias, suele surgir lo mejor del ser humano, su generosidad, su entrega, su desinterés… ![]() Ah, amigo, pero en las situaciones de tragedia es cuando se da el campo más abonado para las aves carroñeras, para esos seres que se aprovechan del dolor, el sufrimiento y la desesperación ajenos para lucrarse. Son pocos, quiero creer, pero ahí están. Allá donde haya dolor, haya donde se produzca la tragedia, allá donde reine la miseria, aparecerá el buitre inevitable para sacar tajada. En Murcia, ya las aves de rapiña y carroña ya han comenzado a sobrevolar los cielos lorquinos. Son propietarios de pisos vacíos que, ante la escasez de viviendas existente en la ciudad y aduciendo ese sobado y en este caso repugnante axioma de ”la ley de la oferta y la demanda”, están exigiendo unos precios de alquiler de sus pisos muy, pero muy por encima de los precios de mercado. Espero que quien deba vigilar estos abusos, lo haga. Y si no hay una ley que los impida, que se establezca. Y espero también que, a estos desaprensivos, el destino (en el que no creo) les depare toda suerte de desventuras, y que el dinero se les convierta en gusanos dentro del bolsillo. ![]() La Iglesia y la (nueva) justificación de sus pederastas Un estudio oficial encargado por la Conferencia Episcopal norteamericana y publicado ayer acusa a la llamada revolución sexual de los años sesenta y setenta, y su efecto entre unos curas poco preparados para ella, de la lacra de abusos y violaciones a niños en parroquias y colegios católicos norteamericanos. Puestos a buscar excusas estúpidas y hasta insultantes para la inteligencia media del ciudadano, la anterior se llevaría la palma. Decir esto es admitir que la iglesia católica estadounidense puso en circulación en sus parroquias a unos curillas mal preparados moral y psicológicamente, y que en cuanto se vieron en el mundo real, el sexo omnipresente los atropelló, obnubiló su mente, cegó su sentido del pecado, atoró sus sentidos. Resumamos: los curas pederastas fueron unas pobres víctimas que se vieron acosadas por el sexo, sexo, sexo (¡cuidado, la lectura de esta palabra puede conducir a cualquier tipo de depravación, siquiera sea de pensamiento, e incluso a la masturbación!) ![]() Si los pobrecitos curas estadounidenses llegan a vivir en la época de Sodoma y Gomorra, habrían terminado por presentar desde el pulpito la vieja historia del “pastor y las cabras” (¿o era “el pastor y la burra”?) como un verdadero ejemplo de conducta sexual sana, cristiana y responsable. Por cierto, ¿se desprenderá de todo lo que antecede que ese afán por disfrazarse que muestran los eclesiásticos (en especial el papa), con hábitos talares, almidones, bordados dorados…, es consecuencia de la influencia que tienen las modernas tendencias sexuales de talante liberal? Yo encuentro que hay cierta semejanza entre las vestiduras del personaje de la izquierda y las de los personajes de la derecha. ¿O no? |
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