Leemos estos días con fruición las vergüenzas sacadas a la luz por Wikileaks. Las leemos entre divertidos y asombrados. Los seres humanos tenemos una cierta debilidad por el cotilleo. Casi todos somos un poquito Peeping Tom y nos regodeamos descubriendo culos-acciones-desnudos-pensamientos ajenos, sobre todo si en ese descubrimiento salen malparados nuestros enemigos..., vamos, que tienen un desnudo lleno de celulitis. En el fondo, de todo lo publicado, podemos sacar dos grandes conclusiones: la primera, que nada de lo descubierto puede realmente causarnos asombro, pues los gobiernos, todos los gobiernos del mundo, están compuestos por personas (algunas no llegan a tanto, qué se le va a hacer) que, junto a ciertas virtudes (escasas, la verdad sea dicha), están dotadas de las normales debilidades humanas, o sea, que mienten, engañan, alardean de lo que no son, camuflan sus carencias, están llenos de miedos, se pavonean ante el espejo de los medios, desean en silencio y con torva mirada a la mujer del prójimo, ambicionan lo que no tienen, se equivocan pero no lo reconocen, envidian, calumnian...; la segunda conclusión es que, más que leer todo esto entre divertidos y asombrados, deberíamos leerlo entre escépticos y asqueados. Dice hoy El País que lo bueno de estas noticias filtradas a los medios es que demuestran que los grandes del mundo, por muy poderosos que sean, a partir de ahora deben saberse vigilados y controlados. Me río yo de lo que a los grandes del mundo les importa que se sepa lo que piensan, lo que dicen ni, mucho menos, lo que hacen. De todas las basurillas leídas estos días, la que me más me ha llamado la atención es la que se refiere a unas declaraciones de Aznar, en las que, aparte de mostrar su falta de confianza en la valía de su delfín y heredero, con lo que se autoacusa de incompetencia, pues fue él quien lo eligió, afirma (supongo que sin apenas mover los labios y mirando muy serio al horizonte de grandeza) que, si el país lo necesitara, se plantearía volver a la política activa. Pero, ¡será majadero! Aquí nos encontramos ante otro currutaco intelectual, de los muchos que ha habido en la Historia, que, dotados de una insondable ignorancia (es insondable porque no sabemos, ni imaginamos, lo profunda que es) y de una prepotencia tan grande como su insignificancia intelectual, de repente se sienten iluminados e inspirados por dios (en el caso de Aznar, en forma de alabanza de sus aptitudes realizada por su esposa yacente en el tálamo conyugal con rulos y granos en la cara) y deciden lanzarse a “salvar” al país. Anonadado me quedé leyendo semejante declaración de intenciones. A punto estuve de creer de nuevo en dios para dirigirme a él y rogarle humildemente que nos libre de semejante horror (dispuesto estuve incluso de venderle mi alma a dios a cambio de que atendiera mis súplicas). Pero me tranquilicé pensando que no, que Aznar no va a renunciar a sus suculentos ingresos de hoy (sin tener que hacer prácticamente nada, salvo lamer el trasero de Rupert Murdoch, decir tonterías en conferencias escuchadas por idiotas y tratar de desprestigiar a España, España,. España...), por ir de nuevo a la Moncloa y tener que asistir a consejos de ministros, etcétera, etcétera... Además, que ahora ya no podría ir al rancho de Bush a jugar a vaqueros globales. Finalmente, pienso en Rajoy y estoy convencido de que, si llega al poder (como me temo, pues la estulticia nacional no tiene límites), tendré la oportunidad de imaginármelo cada mañana, sentado sobre la taza del wáter diciendo, entre pedito y pedito: “Shsheñor, shsheñor, con lo bien que yo vivía de regishshtrador de la propiedad en Galicia...”
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April 2022
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