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Idas y venidas

de un homo viator

La autenticidad de los hutong

28/9/2010

 
Quien visite Pekín no puede dejar de visitar los hutong. La antigua ciudad imperial creció al lado de la Ciudad Prohibida, donde residía el Emperador con su esposa, la Emperatriz, y sus centenares de concubinas (¡vaya agobio; ser emperador para ir de culo tratando de mantener alto el pabellón con varios cientos de mujeres!).
En la ciudad que creció en torno al "palacio" (que es palacio, fortaleza, ciudad, residencia con 9.999 habitaciones, plaza de armas, lugar de celebración de ceremoniales, etc.), vivían los guerreros más destacados del ejército imperial y los administradores-políticos. A cada uno de ellos se le asignaba una vivienda que normalmente consistía en cuatro piezas que formaban un cuadrado (norte.sur-este-oeste) en torno a un pequeño patio-jardín. Naturalmente, a los jefes y políticos más importantes se asignaban casas del mismo estilo pero mucho mayores y de dos pisos, con un jardín más amplio (al fin y al cabo siempre ha habido clases). Esas viviendas, que conferían dignidad y alto estatus social, poco a poco, con el paso de los siglos y, lo que es más importante, con la caída del imperio, las guerras y la llegada de la Revolución Cultural fueron perdiendo importancia, se fueron deteriorando, cambiando de dueños y devaluándose. Hoy, con la irrupción del capitalismo comunista brutal de China, esas casas han quedado en el centro mismo de la ciudad. El gobierno quiere protegerlas para mantener vivo el patrimonio histórico, y no permite construir en todo el perímetro ningún edificio moderno y de más de dos alturas. Poco a poco se van restaurando. Su valor ha aumentado y ahora roza cifras astronómicas. Se ha remozado alguna de estas casitas para convertirla en hotel de lujo. Varias de ellas ofrecen habitación a precios muy módicos (unos 24 euros la noche con desayuno) viviendo y compartiendo "lujos" con la familia. Entre esos lujos, cabe destacar el hecho de que no tienen baño (ni siquiera retrete), por lo que por las mañanas hay que salir corriendo a desahogar la vejiga y a ducharse en los baños públicos. Y no debe olvidarse que si se visita China en invierno, las temperaturas en Pekín pueden alcanzar los 16º bajo cero, con lo que uno puede quedarse con el culo congelado. ¡Pero puede ser toda una experiencia!
Nosotros visitamos una y nos fotografiamos con el dueño, igual que hizo hace algunos meses el alcalde de Madrid, como puede observarse en una de las fotos. La explicación corrió a cargo de la nieta del dueño, una chavalita de unos 20 años, que se siente orgullosa de vivir en un trozo de la historia de China. Las visitas son una lata, pero con cada una de ellas les entra un chorro de dinero. Viven de enseñar la casa y de alquilar una de las habitaciones a visitantes caprichosos.
Creo que he olvidado decir que los hutong no son las viviendas descritas, sino los callejones que las comunican entre sí.
Si se va a visitar los hutong con guía, el recorrido incluye un paseo en coche-bicicleta. Si uno va solo, puede deambular tranquilamente por las callejuelas y saborear el ambiente de la vieja ciudad. Además, al terminar, puede darse un paseo por el precioso canal que hay en un extremo del barrio y tomarse unas cervezas o unas copas en uno de los múltiples bares llenos de encanto que hay bordeando el agua. ¡Es una visita que nadie debe perderse! Y hay que hacerla sin prisas, como casi todo lo que vale la pena. Mañana os hablaré de otro par de lugares de Pekín antes de seguir nuestro periplo hacia Xi'an.
El Yernísimo
28/9/2010 17:20:00

¡Cómo mola la foto de Gallardón! Tiene la típica mirada de "aquíponíayozonaazulentodoelbarrioechandoostias" X-DDD


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