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Idas y venidas

de un homo viator

Zhoujiaojiao, una perla en los canales

2/10/2010

 
No estaba en nuestro programa de viaje. La guía de Shanghai no lo conocía. En la recepción del hotel, a los empleados les sonaba a chino; mejor dicho, les sonaba a español, o sea, que no tenían ni idea. Pero habíamos leído que había en Shanghai un barrio antiguo lleno de canales y puentes, con los cimientos de las casas dentro del agua. Teníamos otra referencia: en ese lugar se habían rodado las escenas de persecuciones en moto de la película Mission Impossible (ya no sé si la entrega 2 o la 3). Finalmente, encontramos la respuesta y la información precisa –como casí siempre- en Internet. La visita es absolutamente recomendable.


Hay varias formas de llegar a Zhujiaojiao, pero yo voy a dar aquí la información del medio que nosotros utilizamos: el autobús de línea regular, con un coste de 6 yuanes por persona, o sea, unos 80 céntimos escasos de euro por trayecto y persona. Los autobuses salen cada 20-30 minutos de la esquina de Puan Road y Jinling Road, en la Plaza del Pueblo (People’s Square). Hasta la plaza del Pueblo se puede llegar en taxi o en Metro, en la línea 2 (parada de People’s Square). Una vez en la esquina de estas calles, sólo hay que preguntar a los conductores qué autobús va a Zhujiaojiao (pronunciado algo así como Suyaoyao). Los pasajeros son en su gran mayoría chinos. Este autobús es exprés, y termina en la estación de autobuses de esta barriada.

Nada más descender del autobús, se acercan de inmediato un montón de “taxistas” con su triciclo a pedales dispuestos a hacer de conductores-guía por todo el barrio de los canales. Se negocia al precio, que suele rondar los 60 yuanes (poco más de 7 euros) por un tour completo, que puede durar más de hora y media. Los mismos conductores van parando en los cinco puntos principales del circuito para bajar del triciclo y tomar fotos. Les encanta ser fotografiados y hacer de fotógrafos improvisados de sus clientes. Son extremadamente amables. Me gustaría dar algunas recomendaciones: la primera es contratar sus servicios pero terminando dentro del propio barrio, ya que la estación de autobuses está cerca y es sencillo regresar caminando, e insistir en que no se requieren otros servicios (como la recomendación de lugares donde comer, por ejemplo); la segunda es que se salga temprano de Shanghai para poder estar en Zhujiaojiao por lo menos tres o cuatro horas, pues una vez terminado el circuito del triciclo, lo ideal es recorrer de nuevo las calles del pueblo deambulando sin prisa, entrando a fisgonear en las numerosas pequeñas tiendas de artesanía o tomando un té o un café en uno de los múltiples establecimientos que a tal fin hay instalados al borde mismo del agua. Por supuesto, también se puede comer, pero no puedo dar ninguna recomendación en este sentido, ya que regresamos temprano a Shanghai; la tercera es, al regresar a Shanghai, asegurarse de tomar de nuevo el autobús exprés, pues al autobús normal, el trayecto le cuesta 1 hora 45 minutos en vez de 1 hora escasa, ya que se detiene en todas las paradas del trayecto.


Antes de dar por terminada la visita, hay una tradición que cumplir: hay que tomar una bolsa llena de agua en la que hay tres pececillos, abrirla y arrojar los peces al canal. Esto da buena suerte. Ni que decir tiene que a la orilla del canal hay un nutrido grupo de vendedoras (mujeres mayores en su mayoría) que acosan al viajero para que les compre las bolsitas con lo peces. Cada dos bolsas, 10 yuanes, o sea, 1,30 euros. ¿Quién no está dispuesto a buscar la felicidad a tan bajo coste, sabiendo además que está ayudando a sobrevivir a una gente que realmente lo necesita? Nosotros, por supuesto, participamos gustosos en el ritual y devolvimos tres pequeños peces a la vida..., ¡hasta que sean pescados de nuevo por los mismos que nos los vendieron! Pero fue divertido. 

Recorrer Zhujiaojiao con calma es trasladarse a otro mundo, a otra época, a otra dimensión. Aunque ha ido incorporando comodidades propias del siglo XXI, sus calles, sus plazas, sus puentes, los canales, las embarcaciones que los surcan, todo lo traslada a uno a la China popular de la época del Imperio. Nadie que visite Zhujiaojiao con tiempo deberá dejar de dar un paseo en uno de los pequeños barcos de paseo impulsados con un largo palo, al estilo de las góndolas venecianas. De hecho, Zhujiaojiao es también conocido como la Venecia de Shanghai. Como una imagen vale más que mil palabras, os invito a que veáis las fotos que he seleccionado de este bellísimo rincón de China.
Eri
2/10/2010 18:33:05

¡qué auténtico!

Adrián
6/10/2010 08:53:35

Y a mí que me recuerda a Gandía...


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